martes, 24 de marzo de 2015

Hacia las flores

Distingo el olor de tu tristeza cambiando de estación

hacia las flores.



El velo que te separaba de la noche

se enredó en otra mirada.

Se fue como un fantasma que se libera de su historia

y de una antigua estrella que brillaba el brillo de un reflejo de agua.



Te nombran los árboles asidos a la tierra,
y susurran silencios fundamentales.

Lo que callan el viento y la montaña

está deletreado en tu pecho

y forma un sendero en el que danzará el aire al ritmo de la vida y la muerte
repetidas como olas de mar.


Te veo, me sonríes
y empieza la composición del tacto, la sal y la fe.


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