Y te siento como una fiesta llena de tantos que no se por quién comenzar.
Si por tus ojos o por tus manos
Acaso mejor por tus abrazos
o tus caricias que se fueron a bailar en mi pelo.
Y es que empezar y despedir
son verbos que no deberían encontrarse
ni siquiera en un papel.
Pero aquí están
asomados en mis pensamientos y enredados en la oscuridad del abismo contiguo a mi alegría.
E intento recordar el momento en que tu sombra se deslizó entre mis sábanas y sentí frío.
Escarbo en cada recuerdo
y se desfiguran
resisten esta suerte de autopsia prematura.
Entonces,
pienso que debo empezar por tu sombra
Aunque en eso,
se borre de mi
tu luz.